El hígado es un órgano vital, en nuestro organismo cumple varias funciones, por ejemplo: producir proteínas y factores de la coagulación, regular la glucosa y el colesterol, eliminar substancias tóxicas y producir la bilis (substancia que ayuda a la absorción de las grasas).
La palabra “Hepatitis” significa inflamación del hígado y cuando el hígado está inflamado su función se ve alterada.
En la mayoría de los casos, la hepatitis es provocada por un virus. Los virus más frecuentes son los de la hepatitis A, hepatitis B y hepatitis C – con características y peculiaridades propias.
Cuando la inflamación ha aparecido recientemente hablamos de hepatitis aguda y cuando duran más de seis meses les llamamos hepatitis crónicas.
Por su impacto en la morbi–mortalidad y en la calidad de vida, las hepatitis virales son consideradas un importante problema de salud pública. Su distribución es mundial, sin embargo, existen grupos de mayor riesgo.
Hepatitis A:
A diferencia de los virus de la Hepatitis B y C es una enfermedad que no cronifica, en niños es una enfermedad asintomática o presenta síntomas muy inespecíficos: mal estar general, cansancio, decaimiento. Es autolimitada, posterior a la infección se generan defensas para el resto de la vida. Cuando la infección se adquiere en la edad adulta, los cuadros son mas severos, los pacientes desarrollan ictericia (color amarillo en ojos y piel) y pueden inclusive llegar a necesitar un trasplante hepático.
Hepatitis B:
la infección por este virus, dependiendo de la edad en la que se contrae puede llegar a ser crónica. Cuando la infección se la contrae en los primeros años de vida, el 95% de niños desarrollará formas crónicas. En los adultos apenas el 5% desarrollará una forma crónica, está diferencia se debe principalmente a la madurez del sistema inmunológico. Las personas que desarrollan una infección crónica pueden presentar cirrosis y cáncer de hígado.
Hepatitis C:
esta infección se caracteriza por desarrollar formas crónicas independiente de la edad a la que se produzca el contagio, cuando los pacientes no son tratados a tiempo desarrollan cirrosis y sus complicaciones, así como cáncer de hígado.
Es importante recordar que para la Hepatitis A y B existen vacunas que generan protección para toda la vida.
Realizado por: Dr. Santiago Rodríguez
Hepatólogo del Hospital Vozandes Quito






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