Se conocen como crisis de lactancia, los episodios durante los cuales el bebé parece no estar conforme con la producción de leche de su madre, afortunadamente estos suceden a una edad generalmente constante, lo que nos permite entender su comportamiento.
Se caracterizan porque los pequeños desean mamar de manera continua, lo que puede traducirse en no soltar el pecho o comer cada 30 minutos, lloran incansablemente al no tener el pezón dentro de su boca o regurgitan leche en cantidades considerables pero quieren seguir mamando.
Este comportamiento angustia mucho a las madres, quienes erróneamente piensan que su producción de leche no es suficiente para abastecer las necesidades de su bebé y empiezan a suplementar con fórmula o tristemente abandonan lactancia.
Ante este hecho, es importante comprender que este es un fenómeno común durante la lactancia y que para que haya suficiente producción de leche debe haber estimulación, misma que está dada por la succión continua y a libre demanda del bebé.
Existen tres momentos claramente definidos de las crisis de lactancia.
La primera crisis, llega a los 15 días, cuando el bebé y sus demandas aumentan y necesita comer más, por esta razón se muestra inquieto y busca el seno con más frecuencia.
La segunda crisis llega al mes y medio, en este periodo se produce una adaptación de la leche materna en relación a la madurez del intestino del bebé y cambia su sabor, este hecho es detectado por tu bebé, quien rápidamente se acostumbrará al nuevo sabor si mantenemos constantes las frecuencias de lactancia.
La tercera crisis se produce a los tres meses, en esta etapa el bebé tiene mucha mayor fuerza de succión y realizará tomas más rápidas pues es capaz de vaciar los senos con mayor velocidad, es decir, toma más cantidad en menos tiempo, este período coincide con el desarrollo de su capacidad auditiva y visual, que hace que todo lo que se mueva o suene, llame poderosamente su atención y no sea tan sencillo mantenerlo atento el momento de la succión.
Para ayudarte durante este periodo toma en cuenta las siguientes recomendaciones:
Permite que tu bebé succione a libre demanda, es decir no lo fuerces a succionar.
Presta atención a señales que indican que desea succionar, como llevarse las manos a la boca o abrir su boquita haciendo el gesto de succión, no esperes a que tu bebé llore para ofrecerle el seno.
Delega labores del hogar a tu pareja o familiares para que puedas dedicar mayor tiempo a tomas más tranquilas y sin prisas.
No le des suplementos de leche artificial, recuerda: Si no hay succión, no hay producción.
Procura realizar las tomas en un cuarto con luz tenue y sin mucho ruido.
Nunca dudes sobre tu capacidad para amamantar. Parece sencillo, pero cuando hay dificultades, es lo primero que se piensa. No pierdas la confianza en ti.
Busca un grupo de apoyo a la lactancia, eso te tranquilizará al ver que este es un periodo normal y sobre todo es transitorio, con confianza lo lograrás.
Realizado por: Dra. Cristina Arcos B.
Ginecóloga Obstetra