Cada niño tiene su propio ritmo para aprender a sonreír, sentarse, gatear o caminar. Sin embargo, a veces ese ritmo puede estar marcado por algo más profundo: la Parálisis Cerebral, una condición neurológica que afecta el movimiento y la postura desde la infancia. Reconocer las señales de forma temprana puede marcar una gran diferencia en la vida de un niño y su familia.
Signos de alerta en bebés y niños pequeños
Existen señales que los padres pueden observar en casa y que merecen una consulta médica:
- Retrasos en el desarrollo motor: por ejemplo, si el bebé no sostiene la cabeza a los 4 meses, no se sienta a los 9 meses o no camina alrededor del año y medio.
- Rigidez o flacidez muscular: algunos niños se sienten muy rígidos al cargarlos, mientras que otros se notan excesivamente “flojos” o blandos.
- Dificultad para usar ambos lados del cuerpo: como arrastrarse con una sola pierna o usar solo una mano de forma constante, incluso antes del año.
- Reflejos exagerados o persistentes: reflejos normales del recién nacido que no desaparecen en el tiempo esperado, pueden ser una señal de alarma.
- Problemas de succión, deglución o control de la saliva: pueden indicar dificultad en la coordinación de los músculos.
¿Por qué es importante detectarla temprano?
El cerebro infantil tiene una enorme capacidad de adaptación, conocida como neuroplasticidad. Esto significa que, con terapias especializadas y un abordaje integral, se pueden mejorar las habilidades motoras, la comunicación y la calidad de vida del niño. Cuanto antes se empiece, mayores son las oportunidades de progreso.
El rol del Neurólogo Pediatra
El neurólogo pediatra acompaña a la familia en el proceso de diagnóstico y seguimiento. Su función es coordinar los estudios necesarios, orientar sobre terapias adecuadas y trabajar junto con fisiatras, terapeutas y psicólogos para ofrecer al niño un plan integral y personalizado.
La parálisis cerebral no borra las posibilidades de un niño; al contrario, reconocerla a tiempo abre caminos de esperanza y progreso. Observar, escuchar y actuar son llaves que abren oportunidades para una vida con mayor autonomía.
Fuente: Dr. Gustavo Díaz, Neurólogo Pediatra del HVQ.
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